-Falacias! decía; no puede ser real! No!-
Luego me encontré de cara con él. Y me entró un miedo horrible.
Desde entonces, sigo con esa sensación por dentro.
Y de vez en cuando me engaño creyéndolo que lo puedo volver a sentir.
Y aparece ella. Se clava dentro de mis pensamientos. Se enfuruña y no quiere salir.
De vez en cuando lo veo.
Lo veo reflejado en los ojos de algunos maridos cuando miran a sus esposas. Deberían sentirse afortunadas.
Creo que jamás podrá mirar-me alguien así.