Guardé el móvil en el bolso y no lo eché de menos en aquellas horas en las que me contaba cómo subir el Montblanc. Y hacía tiempo que no me pasaba.
Qué placer encontrar de nuevo este espíritu que me devuelve la fe. Yo creo que siempre es el mismo que va cambiando de forma.
Sé que serás fugaz, y que has venido solo para saludar. Estoy en paz con que no te quedes. Y sólo vuelve cuando lo necesite,
otra vez.
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