dieciocho de junio de dos mil doce
La de subirme al poyete con las piernas temblando, mirar la pared sin pensar. Respirar hondo. De repente todo se esfuma y solo estás tu, el poyete, las banderas, el agua y la pared. Nadie más.
Y al beep saltar. Contar hasta tres, siempre hasta tres con tres patadas. Un, Dos, tres. Sacar el brazo izquierdo, siempre el izquierdo. Y mirar la pared sin pensar. Notar como el agua circula por tu bañador corto. No sentir mover los pies. No pensar. Viraje y volver. Y el agua resbalando.
Últimamente siempre miro a la de al lado. Siempre oigo a quien me grita. Últimamente cuando me tiro al agua estoy más fuera que dentro. Últimamente pienso. "Respira cada dos! Cada cuatro! Los pies! "
Pensar.
Pensar es malo para nadar.
Tengo que recuperar esa sensación:
Las tres patadas, el brazo izquierdo. El agua. BAILAR! Tengo que volver a bailar! No es algo ilógico.
Cuando me tiraba y notaba todas esas cosas: las tres patadas, el brazo izquierdo, el agua, no pensar. Sobretodo no pensar. Acababa. Quiero decir, mi mente acababa. Salía y si había bailado sabía el tiempo que me había hecho. Bailar era nadar a mi maldito estilo, con brazadas largas, cada cuatro-cada dos.
La gente siempre salía y me preguntaba "Me has oído?" y siempre contestaba "NO" y se enfadaban "Como no me has oído? Si estaba al lado! En el viraje o.."; Nunca oía nada. Absurdo. Al único que oía era a él, a la otra punta de la piscina
"Bueno pues me habrás visto?" "No, no ni idea". Solo lo veía a él. Decepcionados ya solo les quedaba preguntar "Como has quedado?" "No lo sé, no he mirado" y "Qué te has hecho?" o "Qué tal?" Yo siempre esperaba a la respuesta técnica del entrenador para contestar, pero si había bailado, si de veras había bailado estaba bien, muy bien.
No soy yo! |
Recuerdo.
Además una vez.
Que estaba terriblemente nerviosa. Es impossible que recuerde la prueba. Pero recuerdo los nervios, el entrene mortal de aquella semana y la sensación de cansancio que tenía. Sé que no le dije nada o como mucho algo insignificante que no recuerdo, entonces él (sabía como de nerviosa estaba) me dijo "No pienses en nada. Disfruta. Nada como sabes nadar, como yo sé que nadas y disfrútalos."
Creo que fue lo más sabio que he oído nunca.
Un "disfruta".
En aquel momento no me di cuenta de la grandeza de aquellas palabras,
aunque lo disfruté de verás.
1 comentario:
Oh oh oh! Esa mariposa soy yo!
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