Le hacía ver que todo, igual que tenía un principio, tenía un final. Y se sorprendía pensando que no todos los finales son amargos.
Caminaba entre aquellas sombras a sabiendas que todas aquellas personas tenian una historia. Una historia que probablemente no encontraria en la librería de al final de la calle, pero una historia con principio, nudo y desenlace (y posiblemente mejor que algún libro).
Contemplaba las lápidas y se imaginaba como podia haber vivido aquel hombre, como seria su trabajo y a que dedicaría el tiempo libre.
A veces escribía sobre aquellas personas con nombre y apellidos y mientras pensaban que aquellas historias eran fantasia ella sabia que existian de verdad, tan solo era la encargada de plasmar en hojas lo que otros vivieron.
-Mientras ella se olvidaba de vivir su propia vida-
Aquel lugar tenía un encanto especial.
Aún hoy sigue sin poder quedarse al oscurecer, piensa que al caer la noche puede quedarse atrapada allí. Y no salir más. Y no escribir más.
Solia decir "Lo triste no es ir al cementerio, sino quedarse."
No hay comentarios:
Publicar un comentario